Luis Muñoz ‘el Bizco Arboge’

Luis Muñoz García, el ‘Bizco Arboge’

Luis Muñoz García, ‘El Bizco Arboge’  nace el 2 de septiembre de 1837, en El Borge, hijo de agricultores muy pobres. Su madre se llamaba Ana y su padre Luis y fue hijo único.

Su constitución física tenía proporciones extraordinarias y su estatura era bastante desarrollada. Nació bizco, y por este motivo llevaría el apodo. Pero a pesar de este defecto su puntería era muy buena, lo
mismo con carabina que con pistola, y la Guardia Civil tenía especial temor en enfrentarse a él.

El primer amor del que se tiene conocimiento es con su paisana Josefa Fernández Marín, con la cual contrajo matrimonio. El Bizco formó una temible partida junto a Manuel Melgares y Frasco Antonio. A este trío se le unirían años después otros tres componentes: Pepe el Portugués, Manuel Vertedor y Antonio Duplas.

Fueron célebres sus correrías por Sierra Morena y se destacó por ser uno de los bandoleros que más víctimas causó a la Guardia Civil. “El Bizco” moría el 21 de mayo de 1889 a los 52 años de edad en el Cortijo Grande de Lucena en la provincia de Córdoba, al parecer envenenado, aunque fue rematado por la Guardia Civil.

Hasta el día de hoy ningún historiador ha podido demostrar que fuera un simple criminal que actuara de una manera cruel y con vejaciones. Sin embargo, el ilustre escritor y coronel de la Guardia Civil, José Osuna Pineda, en su libro “Hechos gloriosos de la Guardia Civil” lo califica como “un hombre valiente, que se jugaba la vida cara a cara”.

No obstante, dicho autor también cita el caso de un sargento al que mató de una puñalada por la espalda; de un guardia al que asesinó por el simple y homicida goce de probar su puntería, descerrajándole un tiro desde lo alto de una peña; y de un corneta y otro guardia que perecieron también a manos suyas, en un encuentro sostenido en
1885 en Málaga.

Otras fuentes lo señalan como uno de los más feroces bandidos andaluces que nunca tuvo piedad con sus víctimas, a las que torturaba y mataba sin el menor escrúpulo. Hoy la casa de su nacimiento – un antiguo molino – ha sido restaurada y en ella se sitúa un museo, un restaurante y un hotel rural llamado la Posada del Bandolero

 

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